viernes, 16 de mayo de 2014

Fumar - Una Dependencia Psiquíca y Física


Fumar es un hábito que se adquiere no sólo por dependencia psicológica, sino también, y sobre todo, por una dependencia física de la nicotina. 

Cuando fumamos estamos introduciendo en nuestro organismo una serie de sustancias que, dicho de alguna manera, provocan en nuestro cuerpo unas sensaciones más o menos placenteras a corto plazo, pero con unas consecuencias a medio y largo plazo muy perjudiciales para la salud. 

Estas sustancias requieren -una vez acostumbrado nuestro organismo a ellas- unas cantidades o niveles mínimos para poder seguir "disfrutando" de sus efectos y evitar el síndrome de la falta de nicotina. La necesidad de esos niveles mínimos suponen una verdadera dependencia física. 


Hasta ahora, en la mayoría de las ocasiones se ha planteado el intento de dejar de fumar sólo como una lucha psicológica, como algo relacionado con un factor de la personalidad, cuando muy probablemente está siendo la dependencia física que crea la nicotina en nuestro cuerpo, en nuestra sangre, en nuestros transmisores químicos del cerebro, la principal causa de que uno sienta la necesidad de fumar, independientemente de cual sea el motivo por el que una persona empezó a fumar. 


Para dejar de fumar hay que atacar las dos necesidades que se han creado en el ser humano: la psicológica y la física (o fisiológica). Desde ambos aspectos, mental y físico, se han creado dependencias. Así, en lo mental es frecuente pensar que el fumar relaja, tranquiliza la mente... Desde el aspecto físico se ha creado en nuestro cuerpo la necesidad de nicotina (dependencia) antes citada. La nicotina requiere de unos niveles mínimos de concentración en sangre, y así, cuando este nivel disminuye, sentimos la necesidad de fumar para "nivelar" la cantidad de esa sustancia en nuestro organismo.


El tabaquismo es una enfermedad causada por el consumo excesivo de tabaco, es un problema social y de salud pública por los múltiples efectos nocivos a la salud, no solamente de las personas que lo consumen, sino de las que conviven en ellas, ya que se calcula que más de 6 millones de personas mueren al año por problemas asociados directamente por el tabaco.


Esta enfermedad, considerada como una adicción de riesgo voluntario, es muy difícil de abandonar y controlar, por lo que una vez iniciado el hábito es sumamente difícil de dejarlo, ya que pasa a ser parte del estilo de vida de una persona, quien a pesar de saber el daño que hace, no se da cuenta que a cambio de un “bienestar” pasajero, de forma lenta, silenciosa, pero efectiva, el tabaco va ocasionando daños irreversibles en la mayoría de los órganos del cuerpo, generando varias enfermedades crónicas y degenerativas y es causa de muerte prematura.