martes, 29 de abril de 2014

La Calabaza y el Calabacín

La calabaza y el calabacin son muy ricos en sales minerales particularmente en fósforo y calcio, por lo que son sumamente convenientes para los casos de raquitismo, caries de los dientes, y en todas las enfermedades de los huesos.
Son laxantes, digestibles y estimulan la buena función intestinal, aconsejándose mayormente en los estados febriles durante el embarazo.
Además la calabaza goza de excelentes propiedades terapéuticas en las enfermedades agudas del parto digestivo, especialmente en la inflamación de los intestinos, en la fiebre tifoidea y en la disenteria.

Uso de la calabaza
El zumo de la calabaza
Es eficaz para combatir las quemaduras y erisipelas, aplicada en compresas o en pinceladas. Con la pulpa y aceite de olivas se prepara el llamado aceite de calabaza, benéfico para combatir los dolores reumáticos, usándose en forma de fricciones.
El cocimiento de la calabaza
Se usa en enemas como desinflamante y en los estados febriles. Contra la hemorroide se prepara un ungüento macerando la pulpa en aceite, que se utiliza en aplicaciones externas. La savia de la planta se emplea para extirpar verrugas y para hacer desaparecer cicatrices, manchas y pecas de la cara.
Semillas de la calabaza
Las semillas de la calabaza cuyas almendras son aceitosas, inodoras, blancas y de gusto amigdalino, gozan de propiedades esencialmente vermifugas; además están consideradas como calmantes y refrescantes, cuando se las prepara como bebida.
Propiedades de la calabaza
  • Estimula la función del páncreas ayudando a regular los niveles de azúcar en la sangre.
  • Colabora en la eliminación de mucosidades en los pulmones, bronquios y garganta.
  • Ayuda a fortalecer el sistema inmunitario por su riqueza en antioxidantes.
  • El zumo de calabaza es laxante y un buen desintoxicante del cuerpo.
  • Su elevado contenido en betacaroteno y alfacaroteno, disminuyen el riesgo frente al cáncer de próstata y enfermedades cardiacas.
  • Coadyudante en el tratamiento de las cataratas ya que esos pacientes suelen presentar bajos niveles de beta y alfacarotenos.

jueves, 24 de abril de 2014

Día de la Madre

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Enfermedades Cardiovasculares

¿Qué es una enfermedad vascular?


La enfermedad vascular o vasculopatía está fundamentalmente causada por la arterioesclerosis, que se produce por un aumento del grosor de la capa interna de las arterias (denominada capa íntima).
Las arterias son vasos sanguíneos que aportan sangre, oxígeno y sustancias nutrientes al organismo, desde el corazón. La arteriosclerosis es un trastorno que origina un endurecimiento y estrechamiento de las arterias, de manera que el aporte de sangre es insuficiente para satisfacer las necesidades del tejido en cuestión.
Las partes del cuerpo más afectadas por esta enfermedad sufren las consecuencias de un riego insuficiente, es decir, un empeoramiento de su función, la lesión del tejido, o la muerte del mismo.
Los síntomas cambian según dónde tenga lugar la enfermedad vascular en el organismo. Los órganos cuyas arterias sufren con más frecuencia una enfermedad vascular son: 

Corazón - enfermedad cardiovascular
Cuando está afectado el corazón, puede aparecer dolor torácico intenso y opresivo, en relación con el esfuerzo físico (angina de pecho), o dificultad para respirar. En los casos más graves, puede suceder que una arteria coronaria quede taponada por un coágulo (trombosis), originando dolor intenso y un serio peligro para la vida. 

Cerebro - enfermedad cerebrovascular
La arterioesclerosis de las arterias cerebrales puede originar un ictus (accidente vascular cerebral, AVC) que produzca parálisis o la pérdida de otra función, como por ejemplo el habla.

Extremidades inferiores - enfermedad vascular periférica
En las piernas, la arterioesclerosis puede producir dolor del tipo calambre en los músculos durante el esfuerzo físico (claudicación intermitente). 

¿Cuáles son los factores de riesgo?


La arterioesclerosis afecta a numerosas personas. Puede iniciarse a los veinte años, y aumentar a medida que avanza la edad. Se desconoce la causa exacta, pero se sabe que ciertos factores de riesgo aceleran la formación de la arterioesclerosis. Algunos son:
  • Tabaco
  • Antecedentes familiares de enfermedad vascular, angina de pecho, ataques cardiacos o ictus
  • Sobrepeso
  • Una dieta poco saludable
  • Falta de ejercicio
  • Diabetes
  • Sexo masculino
  • Hipertensión (presión arterial elevada)
  • Aumento de los niveles de colesterol en la sangre
  • Estrés

¿Cuáles son los síntomas de la arterioesclerosis en las arterias coronarias?


No aparecen síntomas cuando el grado de arterioesclerosis es leve. Los casos más graves de arterioesclerosis coronaria pueden relacionarse con la aparición de dolor torácico al esfuerzo, que desaparece a los pocos minutos del reposo (angina de pecho). En caso de que cualquiera de las arterias que proporcionan sangre al corazón (arterias coronarias) quede obstruida (trombosis coronaria), se produce la muerte de aquella región del músculo cardiaco que recibía sangre de la arteria afectada, produciendo una crisis cardiaca (infarto de miocardio). En caso de que existan factores de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular, esté alerta ante un dolor opresivo o intenso en el tórax, algunas veces también experimentado en el cuello, o en el brazo izquierdo. El dolor de esta naturaleza que no ceda a los 20 minutos debe ser evaluado urgentemente por un médico, o por otro personal sanitario.

¿Cuáles son los síntomas de la arterioesclerosis en las arterias cerebrales?


Las arterias afectadas en el cerebro pueden sufrir una obstrucción por coágulos asociados a la arterioesclerosis (trombosis cerebral), tanto en las arterias principales (como las carótidas) como en arterias cerebrales de menor calibre. Por otro lado, las arterias pequeñas afectadas pueden sufrir rotura y producir hemorragia del tejido (hemorragia cerebral). Estos dos tipos de complicaciones lesionan el cerebro y se denominan, en conjunto, ictus (accidentes cerebrovasculares o AVCs). Habitualmente, un ictus produce unos síntomas iniciales bruscos. Según la arteria afectada, entre los síntomas figuran: parálisis, dificultad para hablar, dificultad para tragar, alteraciones visuales y sensitivas.

¿Cuáles son los síntomas de la arterioesclerosis en las arterias de las piernas?

La arterioesclerosis de las arterias de las piernas puede producir un dolor de tipo calambre en las piernas, ante el esfuerzo de caminar, para desaparecer a los pocos minutos de parar la marcha (claudicación intermitente). En los estados iniciales de la enfermedad, el dolor generalmente se sitúa en las pantorrillas, ante una determinada distancia de caminata o de un determinado tipo de esfuerzo, pero que desaparece, de nuevo, pasados cinco o diez minutos. El dolor se debe al déficit de aportación de sangre a estos músculos, incapaces, por tanto, de afrontar el esfuerzo físico solicitado. La arterioesclerosis más avanzada puede producir dolor constante en reposo, úlceras en el extremo inferior de las piernas, e incluso gangrena de los pies o sus dedos.

¿Cómo diagnostica el médico la enfermedad arterioesclerótica?


En primer lugar y principalmente, el diagnóstico se establece en función de la historia médica. Cuando existen dudas sobre el diagnóstico, o éste entraña dificultades, la valoración de un especialista para un estudio posterior será de ayuda en el tratamiento de esta enfermedad.

Pueden practicarse otras pruebas de imagen incruentas, es decir, pruebas que no entrañan riesgo para el paciente ni precisan la introducción de catéteres mediante punción de venas o arterias, como la ecocardiografía-Doppler, o bien otras de tipo cruento (precisan un abordaje mediante punción de vasos sanguíneos; no son exploraciones inócuas, si bien aportan una información muy relevante, a veces imprescindible), como la angiografía, ya en un hospital.

Ante síntomas de arterioesclerosis cerebral (AVC), o la debida a afectación de las piernas (claudicación), el Médico General también puede remitir al paciente a la consulta del especialista para una investigación más profunda, mediante escáner cerebral (tomografías obtenidas por TC o RM), así como angiografías para una mayor evaluación de la circulación sanguínea de las extremidades.

¿Qué es lo mejor que el paciente puede hacer por sí mismo?


La cuestión más importante es prevenir el desarrollo de la arterioesclerosis. A fin de prevenir la enfermedad vascular, considere si pertenece o no a un grupo de riesgo. Los factores de riesgo se acumulan: cuantos más posea, mayor es el riesgo de desarrollar un problema significativo, asociado a enfermedad cardiovascular. Para reducir al máximo este riesgo:

  • Deje de fumar. Abandonar el hábito de fumar ha demostrado reducir el riesgo de problemas cardiacos un 50% al cabo de solamente un año.
  • Consuma una dieta variada y saludable, abundante en vegetales, productos que contengan mucha fibra, y que sean bajos en grasas. Evite las grasas saturadas (grasas animales), prefiriendo el pescado y los aceites vegetales.
  • Pierda peso en el caso que tenga sobrepeso.
  • Haga más ejercicio. Caminar de media a una hora diaria, es mucho mejor que no hacer nada en absoluto.
  • Si sufre diabetes tipo I, o tipo II, o bien tiene presión arterial elevada, asegúrese de mantener el tratamiento para estas enfermedades, y que éste sea el óptimo.

Futuras perspectivas


La enfermedad vascular es una manifestación de la arterioesclerosis que se ha desarrollado durante años. Si su presencia no es reconocible, y si no se comprueba su progresión, puede ocasionar un significativo grado de incapacidad, e incluso una muerte prematura.

La crisis cardiaca (trombosis coronaria) y el ictus (accidente cerebrovascular) son las causas más comunes de muerte prematura.

Si los factores de riesgo arriba mencionados se reducen al máximo, es factible que las enfermedades sufran una ralentización en su progresión.

Algunos buenos consejos


Si descubre síntomas que sugieran enfermedad vascular, o cree que se halla en situación de riesgo, consulte a su médico. Este puede ayudarle a reducir el peligro y decidir si es necesario un tratamiento médico, o la consulta a un especialista.

El tratamiento precoz permite, en muchos casos, prevenir que estas enfermedades progresen más adelante, y el tratamiento intensivo de los factores de riesgo puede, de hecho, lograr la regresión de la principal lesión, la placa arteriosclerótica.